martes, 28 de mayo de 2013

Pucca y mi/su (nuestro) embarazo

He decidido publicar este post el 28 de mayo: Día del perro sin raza. Porque aunque Pucca es un Spaniel Bretón, está mezclada y, por no tener, no tenía ni dueños...



Como quedarme embarazada y tener a Pucca vino tan seguido, mucha gente me preguntaba si no lo veía peligroso o incómodo. Si no me iba a dar pereza tener que sacarla, que quizá tendría que descansar, etc. Yo les explicaba que hay un estudio que afirma que las mujeres embarazadas con perro, engordan menos. Éste es el enlace: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/02/15/mujer/1329336512.html

Y así fue, yo me mantuve bastante bien hasta los ocho meses que fue cuando dejé de tener a Pucca. Entonces, engordé, me deprimí más y tuve más nervios y ansiedad.

También hubo momentos duros, no lo voy a negar. Desglosaré por trimestres (del embarazo).


Primer trimestre:

Yo aún no sabía que estaba embarazada y tocó esterilizar a Pucca (paradójico). La llevé a la clínica pactada por la Protectora en la que la adopté y, al recogerña, la perra aún estaba anestesiada, así que la cargué en brazos hasta el coche y después hasta casa. Llevar un peso muerto de quince quilos es cansado.
El día que me hice el test (a las seis de la mañana en Barcelona), allí estaba ella conmigo en el baño. ¡Positivo! Al sacarla a pasear, llamé por teléfono a elPapádelaBebédePucca (que estaba en Gijón) para contárselo.
Yo tuve muchas náuseas y no fue fácil salir por el pestilente y caluroso Raval, pero es lo que había... 
Cuando yo dormía la siesta en el sofá, ella se estiraba junto a mi barriga, como si quisiera incubar un huevo.

Vaya siestacas nos pegábamos todos


Segundo trimestre:

Fue el momento del traslado. Dejábamos el piso del Raval para irnos a vivir a Gijón. Hice la mudanza embarazada, muerta de ascos, y a tope de calor.

Fue duro, también hay que sumarle varios viajes Asturias-Barcelona en coche, la incertidumbre de dónde viviríamos y la separación de elPapádelaBebédePucca.
Poco a poco, los ascos fueron desapareciendo y tuvimos un verano tranquilo y asturiano en el que Pucca se restregaba contra toda caca que encontraba y yo la duchaba cada dos por tres.
Al no poder bajarla a correr a la playa, íbamos a caminar por diversos parques y así conocí otros sitios de Gijón.

Tercer trimestre:

Pucca y yo paseábamos todas las mañanas una hora por la playa. Allí hicimos amistades y enemistades. Ella se lanzaba a ladrar a mucha de la gente con la que nos cruzábamos, no lo había hecho nunca ni lo ha vuelto a hacer. Supongo que era protección y ansiedad por mi estado. A base de gritos y riñas, fuimos aumentando amigos e ignorando enemigos...
El 20 de diciembre la envié a Barcelona con el servicio de transporte de mascotas de MRW, no fue bien (quizá algun día lo explico mejor). Yo estuve allí unos días con ella y volví para pasar el mes de enero sola en Gijón.
Se me hizo largo y aburrido. Algunos días ni salía de casa, en pijama, de mal humor y comiendo sin parar. Supe que no debía haber dejado a Pucca con mias padres, aunque me diese trabajo, me daba más beneficios (compañía, entretenimiento, diversión, actividad).
Finalmente, con mi parto, volvió Pucca y la calma, el aburrimiento y el descanso desaparecieron.


De verdad, ¡engordas!

¿Qué intento explicar con todo esto? Pues que se puede, perfectamente, tener un perro y un embarazo feliz. De hecho, ella mejora mi vida y seguro que también la de laBebédePucca.

4 comentarios:

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