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jueves, 26 de septiembre de 2013

Bebés adictos

Ahí va un post que hace tiempo debía escribir y nunca lo hacía. Lo reconozco: nosotros hicimos a laBebé adicta a algo (o más bien nosotros nos hicimos adictos a algo para laBebé).

Me explico y así acabo con la polémica:


Ya expliqué que ella tuvo MUCHOS cólicos, pero MUCHOS MUCHOS. Y entre las tropecientas mil cosas que probamos, una de ellas fue el Colikind.

Había que administrárselo veinte minutos antes de comer y en un bebé de menos de dos meses, eso nunca se sabe cuándo es. Yo le daba las bolitas a la primera impresión de demanda y después rezaba porque pasaran los minutos y poderle dar de comer. Pero fui observando que cuando se lo daba, se calmaba un rato y se volvía a dormir; a veces, de noche, una hora hasta pedir comida.

Yo que soy suspicaz (pero no lista) lo empecé a aprovechar para dárselo antes de acostarla. Las bolitas son dulces y el hecho de succionar con el chupete y encontrar sabor, la calmaba y se dormía. Como no tengo fin, también lo usaba si lloraba por la calle. Llevaba el botecito a todos sitios y los gastábamos con frecuencia.

Los cólicos se fueron antes de los tres meses, pero el Colikind se quedó, ya había encontrado un hueco en la familia. Los amigos y familiares ya lo conocían y le llamaban lasbolitasesasmágicas.

Pero elPapá y yo somos algo responsables y sabíamos que aquello debía terminar. Nos pusimos como fecha

lunes, 22 de julio de 2013

Las noches en vela

Ahora mismo, vivimos en una paz calma aparente. LaBebédePucca tiene horarios/rutinas con cierta lógica y sus padres ya sabemos cómo subsistir.

La niña se despierta alrededor de las 8, desayuna y juega, aproximadamente, hasta las 9; entonces vuelve a dormirse hasta las 12. Salimos a pasear, duerme unos veinte minutos en la calle. Está en casa despierta hasta las 2 y media y su siguiente siesta dura hasta más allá de las cinco. Volvemos a la calle, a las ocho hay que estar en casa para baño y cuna. Con despertares irregulares nocturnos (más o menos una vez) seguimos hasta el día siguiente... ¡Y vuelta a empezar!

Esto es un poco rutinario, aburrido, monótono o estresante y agobiante (según se mire), pero estamos encantados porque seguimos una pauta desde hace unos tres meses.

Pero, ¿y el principio? No fue así, en absoluto. Nuestra niña dormía y lloraba sin orden ni concierto (día y noche). El cansancio y la desesperación llegaron a tal punto que elPapá y laMamá delaBebédePucca nos mirábamos con odio si la niña lloraba y no se podía dormir. Discutíamos si era mejor pasearla, cantarle o dejarla tranquila. Nada funcionaba... Hubo, incluso, algún abandono del lecho conyugal de madrugada por poder arañar unas horas de sueño.

¿Solución? Dividirnos la noche en dos turnos de 12 a 4 (para elPapá) y de 4 a 8 (para laMamá). En tu guardia debías hacerte cargo de la niña y, si lloraba, llevártela al salón para que el otro pudiera dormir. Después el vigilante se acababa durmiendo en el sofá con la churumbel y tan felices los dos...

Durante ese tiempo, nos veíamos poco y hablábamos menos. Éramos dos seres que se pasaban a un ser llorón y dormían o huían de la habitación a la menor oportunidad.

¡Cuánta tele vi de madrugada! El canal 24 horas de TVE, alguna serie si había suerte... Dormir en el sofá hasta que se acababa el turno o se hacía de día... Menos mal que duró poco tiempo y que se olvida rápido como todo lo malo de la maternidad y la crianza.

LaBebé en esa época (pequeña pero llorona)

En la imagen: laBebé en esa época (pequeña pero llorona).

martes, 4 de junio de 2013

Cólicos, oh my godness!!!

LaBebédePucca tuvo cólicos: muchos. Empezaron alrededor de las dos semanas y terminaron hacia los tres meses (ese intervalo fue durísimo).

Según la Wikipedia: La definición más extendida de los cólicos del lactante los describe como episodios de llanto intenso y vigoroso al menos 3 horas al día, 3 días a la semana durante al menos tres semanas en un bebé sano y bien alimentado.

Pues eso, llanto intenso y prolongado, sin consuelo. Lo bueno es que después se olvida, pero durante el momento se hace MUY cuesta arriba. 

Nuestros primeros cólicos llegaron de 11 a 2 de la noche/madrugada en ese caos que fueron nuestras primeras semanas familiares. ElPapádelaBebédePucca y yo nos turnábamos para aguantar como podíamos.

Después se fueron haciendo más madrugadores y llegamos a tener cólicos a mediodía o desde la mañana. Yo me planteé el abandono familiar y el exilio en alguna clínica de desintoxicación de llantos.

Sólo comentaré que Pucca, al principio, al oírla llorar, llegaba corriendo a su cuna; cuando empezaron los cólicos, se metía en su cama, se enroscaba y no se tapaba las orejas con las patas porque no sabe. Los chillidos llegaban a niveles antinaturales.

A mí me daba mucha pena laBebédePucca porque no me quiero imaginar, como adulto, que te duela todos los días la barriga, todos los días, de forma intensa, varias veces al día y que no sepas cuándo va a parar o si lo va a hacer...



Hay consejos para aliviarlos, pusimos en práctica todos de los que tuvimos conocimiento:

  1. Masajes: ahora están muy de moda para prevenirlos y yo los hice, todos los días, con fe y convencimiento. No sé si sirvió para mucho. Ella lloraba y yo, a ratos, también.
  2. Biberones: desde que empezamos con la lactancia diferida. No sé qué hacen de especial, pero siempre compramos la tetina anticólicos.
  3. Leche materna: me dijeron que le podía sentar mal la proteína de vaca que le llegaba a través mío, dejé de tomar leche de vaca; probé la leche sin lactosa; quise pasar a la leche de soja, pero dicen que puede inhibir la producción materna; tomé leche de avena. Dejé de tomar espárragos, cebolla, judías y una gran parte de la lista de alimentos que recomiendan que dejes.
  4. Blevit digest: lo compré en la farmacia y no sirvió para nada, lo tomaba con asco. Ahí sigue, en su bote, esperando tiempor mejores.
  5. Posiciones para aliviar al bebé: funcionaban, a ratitos, así que... De lo mejor, en nuestro caso. La escogida fue hacia abajo.
  6. Reuteri: la pediatra nos lo recomendó, otra dijo que no servía para nada. Yo lo compré, según leí después ayuda a la flora intestinal. No nos ayudó.
  7. Leche artificial: mi madre compró la Blemil plus AC y parecía que la calmaba. Aunque más que leche, parecía cemento armado por su densidad. Me leí sus instrucciones más de diez veces por miedo a estar haciendo mal los biberones. Fue de lo que mejor le fue y esto, y mi cansancio, hizo que fuera abandonando la lactancia materna diferida. eso sí, a 30 euros la lata, barato no es...
  8. Colikind: mi amigo del alma. ElPapádelaBebé lo miró con recelo, pero algo creemos que funcionó. Hay que darlo veinte minutos antes de la toma, un poco complicado adivinar cuándo será si alimentas a demanda.
  9. Bañera: leí sobre la Tummytub y hablaban bien, así que (primero y a lo salvaje) probamos a bañarla en un cubo, a ver cómo se sentía, fue bien. Finalmente, compramos una bañera semejante por Amazon que era más barata y tenía la parte de arriba más ancha para poder maniobrar mejor.
Y, sí, cantamos mucho. Dimos muchos paseos. Iba en la mochila. Dormía sobre nosotros o a nuestro lado. Hicimos todo lo que pudimos y supimos como padres primerizos.

Al final, un día, se fueron como vinieron, sin avisar...

A veces, venía Pucca y le daba golpes suaves con el hocico o le intentaba lamer los pies, tampoco funcionó, pero era tierno.

Se nos han olvidado mucho, ¡qué bien! La crianza de un bebé es tan intensa que no se recuerda lo anterior, sólo se es consciente de lo que se está haciendo en ese momento...

Aprendí que una madre es capaz de hacer lo que sea para aliviar el dolor de su hijo. Si me hubiesen dicho que hacer el pino-puente todos los días durante dos horas, la aliviaría, lo habría hecho.

Un grupo de madres intentando aliviar los cólicos de su bebé lactante




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