Hubo un día que en un arranque de inteligencia (los tengo escasos y los aprovecho), adjudiqué una
bolsita portadocumentos a cada uno de mis hijos, son semirígidas y tienen cremallera. Hubiese preferido un sobre, pero no había en el
chino el día que fui. Compré dos: una rosa para ella y una verde para él (sí, lo sé).
Poco después,
percibí la llegada de Adrià y compré una tercera (roja).
En cada una se guardan las cosas de la
criatura en cuestión: cartillas de salud, citas médicas, DNI, historial de vacunación y algún documento importante más que me interesa tener a mano.
Los llevo en la bolsa de pañales que cuelga del carro de Hijo3.
Y a laBebé había que añadirle otro documento: en Madrid, los niños y niñas deben usar tarjeta de transporte propia desde los 4 años (que es gratuita hasta los 7). Así que cuando cumplió años (4), yo ya sabía que si me encontraba algún revisor, ella se lo diría. O al conductor, o a quien fuese. Que ella ya tenía 4 años y
ya pagaba.
Por ello, para no pasar vergüenza y evitar una multa, pedí cita previa para ir a tramitar su tarjeta, lo pedí en Sol (entonces, dos meses después de llegar), era de los pocos sitios a los que sabía llegar y aseguraba su
accesibilidad.
El día indicado recogí a laNiña en el cole, cogimos el bus desde Moratalaz hasta Goya, donde hay ascensor en el Metro para llegar a Sol (donde también hay ascensor). Acompañadas de Hijo3, y con el carro gemelar, recogimos a Manel en su escuela infantil y llegamos a la oficina de la estación.
Hicimos la tarjeta sin problemas; y, al terminar, pensé en ir a merendar por allí cerca, pero me venció la pereza y el desconocimiento de sitios
kidsfriendly para mi tropa; así que emprendí el camino de vuelta: metro hasta Goya y, desde allí, bus.
Cuando fui a pagar en el segundo transporte, me di cuenta que me faltaba una
bolsita: la de ella; la que había usado para guardar su tarjeta de transporte. Los metí en el bus y allí busqué con más calma: nada. La había perdido: DNI, cartilla de salud asturiana, vacunación, tarjeta sanitaria madrileña y tarjeta de transporte hecha ESE DÍA.
Sólo pensar en pedir copia y renovación de todos esos documentos, se me hacía
bola.
Pensé que se me habría caído en el metro y mi deseo era que lo encontrase alguien y lo depositaran