lunes, 17 de abril de 2017

Los papeles de Carmen

Hubo un día que en un arranque de inteligencia (los tengo escasos y los aprovecho), adjudiqué una bolsita portadocumentos a cada uno de mis hijos, son semirígidas y tienen cremallera. Hubiese preferido un sobre, pero no había en el chino el día que fui. Compré dos: una rosa para ella y una verde para él (sí, lo sé).

Poco después, percibí la llegada de Adrià y compré una tercera (roja).

En cada una se guardan las cosas de la criatura en cuestión: cartillas de salud, citas médicas, DNI, historial de vacunación y algún documento importante más que me interesa tener a mano.

Los llevo en la bolsa de pañales que cuelga del carro de Hijo3.

Y a laBebé había que añadirle otro documento: en Madrid, los niños y niñas deben usar tarjeta de transporte propia desde los 4 años (que es gratuita hasta los 7). Así que cuando cumplió años (4), yo ya sabía que si me encontraba algún revisor, ella se lo diría. O al conductor, o a quien fuese. Que ella ya tenía 4 años y ya pagaba.

Por ello, para no pasar vergüenza y evitar una multa, pedí cita previa para ir a tramitar su tarjeta, lo pedí en Sol (entonces, dos meses después de llegar), era de los pocos sitios a los que sabía llegar y aseguraba su accesibilidad.

El día indicado recogí a laNiña en el cole, cogimos el bus desde Moratalaz hasta Goya, donde hay ascensor en el Metro para llegar a Sol (donde también hay ascensor). Acompañadas de Hijo3, y con el carro gemelar, recogimos a Manel en su escuela infantil y llegamos a la oficina de la estación.

Hicimos la tarjeta sin problemas; y, al terminar, pensé en ir a merendar por allí cerca, pero me venció la pereza y el desconocimiento de sitios kidsfriendly para mi tropa; así que emprendí el camino de vuelta: metro hasta Goya y, desde allí, bus.

Cuando fui a pagar en el segundo transporte, me di cuenta que me faltaba una bolsita: la de ella; la que había usado para guardar su tarjeta de transporte. Los metí en el bus y allí busqué con más calma: nada. La había perdido: DNI, cartilla de salud asturiana, vacunación, tarjeta sanitaria madrileña y tarjeta de transporte hecha ESE DÍA.

Sólo pensar en pedir copia y renovación de todos esos documentos, se me hacía bola.

Pensé que se me habría caído en el metro y mi deseo era que lo encontrase alguien y lo depositaran
en algún punto de atención al viajero. Volvía yo a casa agobiada y sonó el teléfono. Lo cogí malhumorada y una voz femenina preguntó por mi hija ¿? Era una señora que había encontrado los papeles en la calle en el recorrido que yo hice entre el ascensor del Metro hasta el autobús; me pedía disculpas por haber rebuscado entre los papeles un número de teléfono para poder llamar y me dio la dirección de la tienda en la que trabajaba para que pudiese recogerlos.

Tardé un par de días en ir (lluvia, hijos, problemas de transporte); ella no estaba, pero se lo agradecí a la compañera y le llevé bombones.

¡Menos mal que aún queda gente buena (y es mucha)!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Me encanta leer comentarios!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...