Medio año para mostrarnos tu dulzura y demostrarnos que podíamos hacerlo.
Ha habido momentos duros, no lo voy a negar: no me he ahogado, pero he sentido el agua al cuello muchas tardes. Llorabas y costaba establecer una rutina.
Tú nos marcabas los ritmos a tus hermanos y a mí. Lo poco que te hemos dejado, porque no has tenido tregua para ser un recién nacido. Llegaste en la vorágine navideña y has ido creciendo en un invierno con mucho parque y pocos paseos.
Sin saberlo, has sido un punto de inflexión vital, nos has permitido tener una nueva vida y sus oportunidades. También me he regalado más tiempo contigo, para aprender a vivir con calma y coger la realidad con más ganas.
Cuando todavía tenías dos meses, me di cuenta que eras una incógnita. No sabía cómo iba a ser tu carácter. Ahora te voy adivinando sensible, cariñoso y simpático. Como todos los bebés, supongo, pero tú eres el mío.
Tienes los ojos más claros que nosotros y el pelo más rubio, pero tienes hoyuelos como Manel y te pareces a Carmen a tu edad.
Tienes la nariz del abuelo y la cabeza de Papá, a ver qué pasa con tus orejas...
Perdónanos porque siempre tenemos prisa (incluso en casa), aunque te prometo que te dejaremos crecer despacio y a tu ritmo.
¿Sabes en qué tienes mucha suerte? En que tus hermanos te adoran, cuidan y divierten.
Ahora te despiertas porque te he dado un beso.
Vamos a por el día. Muchas gracias por venir a hacernos familia numerosa.
Puedes estar orgullosa, tienes una familia preciosa, al principio todas tenemos ese tipo de dudas, te invito a pasar por mi blog, te vendrán bien todos los consejos sobre bebés http://www.missoletes.com/blog/
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