miércoles, 5 de junio de 2013

Dos traslados y un destino

Este sábado 8 de junio nos vamos a Barcelona durante tres semanas, este hecho y el post de la MadreGremlin me ha hecho recordar MI MUDANZA.


Yo vivía en Barcelona y elPapádelaBebédePucca, en Oviedo. Así estuvimos siete años de novios y el primero de casados. Como todo lo absurdo llega a su fin, decidí liarme la manta a la cabeza y emigrar hacia tierras asturianas con perra, gato y embarazada.

El piso de Oviedo era muy pequeño (un apartamento de un solo dormitorio) y ya éramos cuatro en la familia -contando mascotas- y esperábamos el quinto miembro, así que había que buscar un nuevo hogar.

Voy a subdividir la historia en las dos mudanzas: la de elPapádelaBebédePucca y la mía.


Mudanza de Barcelona a Gijón

  • Fecha: mes de julio de 2012.
  • Tipo de transacción: piso de alquiler (sin muebles) que se abandona y se llega a nuevo piso de alquiler semiamueblado.
  • Personajes: laMamádelaBebédePucca, Núvol, Pucca, el casero, el Administrador, amigos enrollados que ayudan a hacer cajas, amigos enrolladísimos que montan fiestas en la terraza comunitaria de tu edificio, laÀviadelaBebédePucca, elAbuelodelaBebédePucca, el Conseguidor, los chavales de la mudanza (Tom y Zeus), elPapádelaBebédePucca, el Aygo y los antiguos inquilinos de mi nuevo piso.
  • Tiempo: bochormo
Yo llamé a mi casero para decirle que dejaba mi piso del Raval el 31 de julio y, durante todo ese mes, estuve preparando la gran tarea: la mudanza. Como no era la primera vez que me trasladaba y tenía que mover todos los muebles y electrodomésticos, pensé en contratar una empresa de mudanzas para que lo hiciera. Me dieron presupuestos alrededor de los 2000 euros: casi me da un pasmo. Dejé de pensar en contratar y decidí buscarme la vida.

Así que hablé con el conseguidor (amigo que siempre logra las cosas más baratas) y me encontró unos chavales que me harían la mudanza en una furgoneta prestada y durante un fin de semana: tenían otro trabajo las pobres criaturas.

Soy desordenada, poco organizada y vaga: tenía una mudanza y un embarazo en su primer trimestre a punto
de terminar. ¡Ah sí! Y una perra, un gato y un marido a 1000 kms. Era el plan perfecto para el incio de las vacaciones escolares.

Yo me armé de valentía, fuerza y entusiasmo y empecé a vaciar armarios. Realmente las casas parecen pozos sin fondo. Hacía un calor desesperante y había que parar de hacer cajas y embalar para acciones como: sacar a Pucca, dar de comer al gato y vomitar. Pedí cajas en el súper y compré papel de burbujas para las cosas delicadas. Todas las cajas iban numeradas por los 6 lados y ponía lo que había en su interior.

La mudanza tenía fecha: el 28 de julio. ¿Qué hice hasta entonces?

El 9 de ese mes viajé hasta Gijón a conocer mi piso nuevo, no es que elPapádelaBebédePucca se hubiese matado buscando: era el piso del que se mudaban unos amigos y en el que yo había cenado una vez; también aproveché para celebrar nuestro primer aniversario de boda.

Me fui unos días a la playa con los amigos (una cosa es mudarse, otra es no vivir).

Volví a  viajar a Gijón el 24, había que llevar a Núvol en avión (él no viaja en coche: es un señor).

Y llegó el estrés, hacía cajas sin parar. Nunca había suficientes, mi amigo Héctor trajo bastantes de su trabajo, etiquetas de "Frágil" y ¡hasta una pistola de embalar! Allá íbamos...

Mis amigos, a los que yo quiero mucho, pero no son muy sensatos, decidieron hacerme una fiesta sorpresa de despedida la última semana que estaba en el piso. La organizaron en la terraza de mi edificio, era una barbacoa de tarde amenizada con guerra de agua. No diré nada sobre cómo quedó el suelo.

Montaña de cajas tras tres días de embalaje: hubo muchísimas más

Seguimos para bingo, mi madre ayudaba con la vajilla, y demás enseres de la cocina. Pucca intentó ayudar con el sofá.

Así pesaría menos...

Lo mejor era laÀviadelaBebé de Pucca con "esto no lo tires" y "me lo llevo para mi casa", fueron algunas de sus frases favoritas. A medida que se vaciaba mi piso, se llenaba el suyo, mi padre estaba encantado. 

También pensaron que debía aprovechar para mover la trona, el carrito de bebé y la cuna-parque que me había dado una amiga... ¡Más cosas!

ElPapádelaBebé llegó el 27 para que yo no viajara sola en coche el sábado 28 (él siempre llega justito de tiempo, para nuestra boda llegó 36 horas antes). Ese día por la mañana vino el Administrador para comprobar que todo estaba bien. Llegaron mis padres, mi madre había comprado dos cobertores para el colchón y tenía la intención de embalarlo. Pucca fue enviada a casa de mis padres a pasar la tarde (ya éramos suficientes en aquel piso de 50 metros).

Llegaron los chavales del traslado. Yo vivía en un edificio con parking, pero la furgoneta no cabía por la altura. Así que había que cargar en la estrecha y semipeatonal calle del Raval.

Mi calle durante las animadas vacaciones navideñas

La furgoneta pareció un poco escasa para lo que había que transportar: nevera, lavadora, friegaplatos, TV, cama de 1'50, cómodas, estanterías, mesitas, y tropecientas cajas; decidimos ir metiendo las cosas por orden de importancia e imposibilidad de quedar abandonadas: primero la cama, después la tele. Lo demás, ya veríamos.

Además los pobres chavales tenían que apartar el vehículo a cada momento porque pasaba un pakicoche o una pakimoto y tenían que escuchar y ser educados con los consejos que daba elAbuelodelaBebédePucca. Empezaron a cargar a las 7 de la tarde y acabaron pasadas las 12 de la noche. La roñosa silla de mimbre en la que duerme Núvol fue lo último en entrar. Hubo que sacrificar el sofá, no cabía. Nos dejaban dos en el nuevo piso, dos que Pucca aún no había mordido; el nuestro fue a vivir con mi amigo Héctor que ya le ha hecho dos mudanzas más al pobre.

Mi madre (muy optimista) me decía que si ya me fiaba, si no se iban a quedar esos chavales con mis cosas, que dónde iba a estar la furgoneta por la noche ¿y si nos robaban?

Era el día de la inauguración de los JJOO de Londres que no vi. Miré por última vez mi vacío y querido piso, cerré la puerta y me fui.

Como no hay nostalgia por la libertad perdida de mi piso de soltera que valga, el sábado a las 7 de la mañana nos encaminamos hacia Gijón en mi maravilloso Aygo. Allí íbamos Pucca y losPadresdesuBebé. Al llegar, aún estaban los anteriores inquilinos que estaban acabando de llevarse cosas.

Metimos a Núvol para que se pudiera pelear con Pucca en su nuevo hogar y empezamos a recibir nuestras cosas. A los pobres chavales casi les multan por dejar el coche en la acera, pero tuvimos suerte y todo llegó y acabó bien. También tuvieron la gentileza de ayudar en el traslado a los que se iban de nuestra casa. Un encanto, vamos.

Y, como toda buena mudanza, empieza dura y acaba espantosa. Hubo cajas por casa durante un mes (hasta que vinieron mis padres y nos ayudaron a vaciarlas), las mías de ropa siguieron esperando ya que mi barriga me impedía ponerme nada de lo que había dentro. Aún queda alguna por abrir...

Mudanza de Oviedo a Gijón

Fecha: 1 de noviembre
Tipo de transacción: piso en propiedad que se deja para alquiler en modalidad de 
Personajes: ElPapá y laMamá delaBebédePucca, la susodicha Pucca (Núvol se quedó en casa).
Tiempo: soleado.
Tipo de transacción: Se deja un piso de propiedad a una inquilina en modalidad de piso amueblado.

ElPapádelaBebédePucca puso su piso en alquiler a finales de octubre y rápidamente encontró una chica que quería vivir en él, lo único es que ese piso aún estaba lleno de las cosas de él... Así que con muchísimo tiempo el mismo día que se instalaba la pobre joven, fuimos a sacar sus cosas de allí. Soy bastante pesada y le insisté en que fuese a buscar cajas, me dijo que sí. (Seguro).

Quedó con lainquilina a las 10 de la mañana por lo que había que madrugar mínimamente, a las 9 se lo pensó dos veces y le dijo que mejor quedábamos a las 12. Y allí llegamos al vaciado del piso de objetos personales elPapá, laMamá y Pucca.

Cajas no llevó ni una, yo cogí un par de mochilas (por si acaso) y dos maletas grandes y empezamos a llenar. Sólo diré que el traslado terminó en bolsas de basura. Habíamos ido en un coche y volvimos en dos (llenos hasta los topes), algunas de las pertinencias se rompieron al bajarlas y yo viajé con mi coche hasta arriba desde Oviedo a Gijón embarazada de siete meses con un espejo de metro ochenta atravesado en el coche y que hacía equilibrios sobre mi cabeza. ¿Y Pucca? Pues a los pies del asiento del copiloto sin posibilidad de movimiento por falta de espacio.

Se vaciaron los coches, sin mucha prisa, durante los 15 días siguientes y todo lo que llegaba se iba almacenando en lo que tenía que ser el dormitorio de laBebédePucca. La limpieza y descarte de objetos inútiles se desarrolló en casa con mucha tranquilidad.

Yo había puesto una fecha límite: el puente de la Purísima. Como soy muy plasta, se lo recordé todos los días un par de veces. La fecha pasó con el cuarto invadido. Finalmente, antes de Año Nuevo, los trastos se fueron reubicando.


¿Y cómo vivimos ahora?
Pues  vivimos en un piso de 100 metros, con los muebles de uno de 50, y los trastos de dos personas desordenadas; además hay una perra, un gato y una bebé la cual espera pacientemente que alguien monte su habitación.






2 comentarios:

  1. Me gusta mucho tu BLog! es muy divertido! sigue así! Besos!

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    Respuestas
    1. Muchísimas gracias. A ver cuándo te animas a hacer uno y difundir también así lo de los canguros.

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¡Me encanta leer comentarios!

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