Yo era más efectiva que un anuncio de Durex

Yo he visto miedo en los ojos de los hombres.

Yo he sido el terror de la madrugada.

Yo me he convertido en una intocable y en la peor de las pesadillas.

Yo fui todo eso y mucho más cada vez que salí de noche estando embarazada.



Una es creía ser joven y decidió salir durante el embarazo. Ya conté que al poco de saber de mi embarazo, me embarqué en un avión hacia Munich para ir al Maidult de Regensburg. Pues esa no fue mi única incursión nocturna.

Un poco más avanzada organicé una despedida de solteros y fui a esa boda. Dos eventos divertidísimos en los que no pude beber, pero sí bailar aunque el cansancio y el sueño podían conmigo. Pero, bueno, eran acontecimientos controlados e íntimos en los que mi barriga aún se notaba poquito.

Poco a poco, los meses fueron pasando y llegó el mes de diciembre: etapa final de mi embarazo. Momento
de cenas de empresa y celebraciones varias; a ellas iba yo feliz con mi barriga y no siempre con mi marido.

Tomar algo antes de cenar, bien.
Cenar, vale.
Quedarse después, para intrépidos.

Una se levanta de su mesa para ir al baño más allá de las 12 de la noche y ve como una mesa de hombres la mira con los ojos muy abiertos; a la salida de un restaurante, si charla con un amigo, desconocidos no dejarán de querer saber si eselpadre; si se va a un bar de copas a las 2 de la mañana, la mirarán con pánico. Entonces es el momento de irse a casa porque más allá de esta hora, no puede pasar nada bueno.

Cada vez que salí supe que aquellos incautos que se habían cruzado conmigo, pensarían en mí en el momento de ligar. Todos los que me hubiesen visto, utilizarían preservativo esa noche, no fuese a ser...

¿Si alguna vez me quedé hasta más tarde de las dos? Sí, hasta las 3 el 4 de enero. Me robaron el iPhone en un bar de copas. Me dio vergüenza denunciar: ¿cómo iba a explicar eso en una comisaría?

Las imágenes son: la despedida, la boda y la fatídica noche del iPhone.