lunes, 1 de julio de 2013

Pucca y mi/su/nuestro bebé (2 primeros meses)

¿Qué tal la perra y el bebé? ¿Tuvo celos? ¿Cómo se llevan?

Éstas son algunas de las muchas preguntas que me hacen al descubrir la convivencia de los seres vivos de mi casa. Bueno, hoy alguien ha preguntado: "¿Tienes gato, perra y bebé? ¿¿¿Pero tienes vida???" Ya no he querido explicarle que estoy, actualmente, exiliada de mi domicilio y conviviendo con mis padres, mi abuelo y mi marido porque ya era demasiado largo... Hay vida más allá soledad y también más acá.

Pues eso, al lío:

Pucca y suBebé los primeros meses

Fueron muy duros, no lo voy a negar.

El día 18 de vida de laBebédePucca nos quedamos solas con Núvol. Ya estábamos de vuelta en Gijón y elPapádelaBebé tenía que trabajar.

Pucca debía salir tres o cuatro veces al día con un paseo largo diario mínimo. Y eso hicimos.

El primer paseo (el de la mañana) era un desafío porque había que poder dormir lo máximo, pero aprovechar que laBebédePucca durmiera, al mismo tiempo que suPapá estuviese en casa. ¿Solución? Salir de madrugada: en el momento que la niña se desertaba alrededor de las cinco de la mañana, yo me ocupaba de ella y, después, dejaba a laBebé durmiendo con su padre y sacaba a Pucca. Lloviendo casi todas las veces, de noche y con mucho frío. Vestida con el pijama, unas zapatillas y abrigada con un polar XXL cosecha del embarazo.

Lo malo es que Pucca es ansiosa y obsesiva por lo que consideró que era una hora buenísima para salir e intentaba salir a las cuatro o tres y media de la madrugada aunque suBebé durmiera... Decidí cortar esa práctica porque iba a acabar conmigo.

La segunda salida era alrededor de las 12, cuando lográbamos estar listas para salir las tres. Solía ser un paseo por la playa contra viento y marea (¡y lluvia!) Era su momento de correr y duraba una media hora larga.

Sólo hubo un día sin playa. Había temporal y habían previsto nieve (que no cayó). Bajé a la playa, lloviendo, con mucho frío y viento; de repente, pensé: ¿qué hago yo aquí en estas circunstancias con un bebé de un mes y medio? Llamé a Pucca y volvimos a casa.

Por la tarde, dependía del frío, si hacía malo, paseo breve. Sino, había más suerte.

El paseo de la noche era a la carrera. De casa al contenedor y media vuelta. ¿Por qué? Pues porqué estábamos solas y la niña dormía.


¿Más detalles? Pues yo apenas acariciaba o jugaba con la perra porque pasaba el día cogiendo y tocando a la niña y no quería hacerlo sin lavarme las manos. Tantos consejos, paranaoias y preocupaciones ajenas acabaron haciéndome creer que pasaría algo terrible si tocaba a la perra y a la niña a la vez.

Me ponía nerviosa que ladrara, me enfadaba si estaba pesada... Dormía poco, disfrutaba menos.

Pucca, suBebé y yo en esa época


Pucca nunca mostró celos malos o agresivos por la llegada de suBebé, quizá estaba un poco más nerviosa y buscaba más atención debido a la nueva situación.

Siempre se la hemos dejado oler, mirar, aunque no lamer en ese momento.

Si la niña lloraba, era la primera en llegar a la cuna. Nos acompañaba a todos sitios. Se tumbaba a nuestros pies cuando le daba de comer o apoyaba su hocico en mi regazo. Le encantaba ir a cambiarle el pañal e intentaba limpiarle el culito con su lengua. Incluso, intentaba calmar su llanto a golpes de morro (no funcionaba).


Hubo momentos duros en los que maldije el momento en que adopté un perro, pero yo estaba convencida que iba a mejorar, que era una suerte para la familia que Pucca formara parte de ella. Me sentí sola, a ratos, y desbordada la mayor parte del tiempo. Yo lloraba y miraba aquel animal que me había prometido cuidar y me daba cuenta de que no lo estaba haciendo bien.

¿Mejoró? ¡Pues claro! Ya seguiré en el próximo capítulo...

¡Un beso!


En la imagen: Pucca, suBebé y yo en esa época.

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