Este domingo era el día marcado en nuestro calendario familiar para ir a concluir la "Operación Cerdito", teníamos el tiempo y la disposición de ir a llevar a nuestro
amiguete a su nueva casa:
La Granja Escuela de Luces (Colunga) lo que pasaba es que no iban a estar allí ese fin de semana, sino en la feria de la
Ascensión en Oviedo.
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El prota es el de la izquierda, el de la derecha es uno de sus hermanos |
Así pues, elPapá, laBebé y yo emprendimos el camino hacia Tineo. Allí saludamos a nuestro pasajero, pero antes cogimos fuerzas:
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Nuestro "menú" de hoy |
De menú: entrantes (mención especial a la riquísima empanada, no vamos a comentar el hecho de comer
embutido buenísimo antes de salvar a un cerdo), sopa (perdón, sin foto), fabada (todo de casa y espectacular de rica), cachopo con patatas, arroz con leche y fabada en tupper para llevar a casa. ¡Alucinante!
Después, bañamos al cerdo para que oliera menos, diríamos que él no estuvo de acuerdo. Y lo dejamos a secar y reposar mientras los humanos disfrutábamos de la conversación, el paisaje, los animales y la compañía.
Nos hemos reído mucho con laBebé que ha disfrutado con un pastor alemán más alto que ella, pero ha temido a una cría de oca que nos seguía todo el rato porque quiere estar todo el tiempo con su humana dueña.
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La peligrosa oca |
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El perro coelguita |
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Cerdito, ¡a mis brazos! |
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Es muy fotogénico nuestro amiguete |
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Humana loca con bebé en brazos persigue a inocente animal porcino bajito |
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Más encuentros del terror con la oca |
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Parecía que se hacían amigas, pero no
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La verdad es que es admirable el trabajo del campo. No hay domingos, ni vacaciones, es una dedicación completa que los urbanitas (al menos yo) no logramos comprender. Una generosidad y hospitalidad que dejan boquiabierto y hacen aprender mucho.
El cerdito ha viajado gruñendo a ratitos en un transportín de gato, sobre el viejo arenero de Núvol y dentro de una caja (todo ello con oxigenación adecuada) en el maletero de nuestro coche hasta la citada anteriormente feria.
Una vez allí, me he arrepentido de no poder visitarla con más calma, pero es que había muchísima gente. Nos ha costado encontrar la carpa de nuestros receptores, pero al llegar, me he alegrado mucho de que ése fuese su hogar definitivo:
Un gran despliegue de animales bien cuidados y me he quedado con muchas ganas de visitarles a ellos y a nuestro minicerdo (como lo llama elPapá, minigochín).
Hemos pasado nervios, pero todo ha salido bien. Estamos contentos, satisfechos y llenos de anécdotas que explicar. LaBebé no lo puede explicar con palabras, pero sabemos que hoy se lo ha pasado genial.
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