lunes, 17 de febrero de 2014

Vecinos


La imagen con la que abro el post es la calle y edificio en el que vivía en el Raval de Barcelona. Un lugar peculiar, pero en el que estuve muy a gusto y donde mejor me llevé con mis vecinos.

Era un edificio muy grande, con siete puertas por rellano. Todas las viviendas eran iguales, pero con distribución inversa. Salón-cocina, dos dormitorios, recibidor, un baño y balcón. Por lo que la mayoría de inquilinos éramos personas en las mismas circunstancias: jóvenes y sin hijos. 

Además, había un patio común (en la foto se ve) y terraza. Núvol explica su experiencia en el edificio en un post.

Allí tuve buena relación y alguna que otra anécdota con los vecinos. Al de la puerta de enfrente le llamaba el vecinotíobueno y siempre tenía su interés encontrarlo a las ocho de la mañana. Charlábamos en el ascensor camino del garaje. Él llevaba un Mercedes deportivo y yo, mi Aygo.

Con otro de ellos, paseábamos los perros. Él tenía un cocker que se llevaba muy bien con Pucca. Como hice al llegar, el día que me marché pasé a despedirme de ellos.


Més val un veí a la porta que un parent a Mallorca me dijo un día la señora que vive enfrente de mis padres. Toda la vida compartiendo edificio. La relación es cordial, como con casi todo el edificio. Son once vecinos con poca rotación, diríamos. Había niños (ahora ya han crecido como yo), pero nunca jugamos juntos. Yo envidiaba un poco los compañeros que iban al piso de al lado a jugar con vecinos. Los míos ni iban al mismo colegio que yo (el público de delante de casa, ellos iban a concertados). Hice de canguro un año a los niños del 1º, ahora ya son universitarios, pero poco más. No me tocó un vecindario muy dicharachero.


En cambio, en Altafulla, sí tuvimos un gran vecindario. De jugar juntos. Dormir en casa de los otros. Reír. Empezar a salir de noche. Contarnos las cosas. Ir a la playa. Tengo muy buenos recuerdos de él y de ellas. Me alegra saber que les va bien. Facebook, ¡qué majo eres!


¡Y el primer piso compartido! Vaya tela... Estábamos en el mismo rellano que la hermana del propietario del
nuestro y eran majos. Pero ¡los de al lado! ¡Qué tortura! Desagradables y antipáticos. Eran un matrimonio con niña preadolescente, discutían a gritos con ella y nos torturaban con Il Divo a mediodía. Odiaban nuestras cenas y quedadas. Se quejaron varias veces por el balcón. Y llamaron a la policía a las doce menos cuarto de la noche el día que mi compi de piso cumplía años. Un día lo explico con detalle. De ellos no me despedí al irme.


¿Y ahora? Pues vivo en un edificio con poca chicha. Somos un piso por planta. Un despacho de abogados; nosotros; una pareja con un bebé que parecen rancios (no creo que laBebé saque amistad de ahí); una chica muy maja pero a la que veo poco y tiene perro; y un apartamento para turistas.


Tendré que conformarme. 


Por cierto, dejo dos imágenes que creo que reflejan muy bien lo que Núvol piensa de los vecinos. La primera es lo que crees que pasa. La segunda, sus intenciones.




2 comentarios:

  1. Genial... lo del Nuvol es fantástico. No tienes vecinos dicharacheros, pero tienes un pandi estupenda! yo no he tenido vecinos dicharacheros....a ver en el nuevo edificio que tal, pero parecen gente mayor, como el de Ronda que en los 8 años que hemos estado creo que pasaron a "mejor vida" 4 ó 5..... :/ Besos!!!!

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    1. A ver si se "rejuvenece" el vecindario porque "lo anterior", vaya tela...

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