jueves, 19 de septiembre de 2013

Te deseo pulgas (parte 2 y fin)

Aquí va la segunda parte de nuestra lucha contra las pulgas. (Sí, aquí es cuando toco fondo):

"Más de quince días de relax playero y familiar fueron ayudando a pasar la pena y a olvidar esos pequeños bichos saltarines que poblaban sin permiso nuestro hogar. 
Al volver, fuimos a ver a los suegros. Y a Núvol que había pasado los días allí, planeando cómo arañar a nuevos humanos.
Después fuimos hacia casa.  Imaginaba que una gran pulga gigante y mutante me abriría la puerta, pero no pasó.
Yo bromeaba sobre si tendríamos bichos o no.
Pues sí, elPapá se descalzó para hacer de señuelo y le saltaron unas pocas a los pies. Pequeñas y moribundas, pero pulgas igual.

Cogimos a la niña y huimos sin mirar atrás a casa de mis suegros. Allí vi correr una pulga por mi blanca camiseta.  Entonces toqué fondo. Me quité la camiseta y el pantalón. Me puse ropa vieja de elPapádelaBebé; desvestí a la niña por si había algun ser no deseado y salí a la calle (sí, ahí estoy tocando fondo).
No teníamos ropa, ni carrito, ni nada. Todo estaba en el coche junto a la casa pulgosa, pero yo iba a ser la madrehundidaperocoraje que pondría fin a esa situación.
En el centro de Gijón y a las seis de la tarde de un soleado día de agosto. Yo vestida como un pingo y con una niña en pañal. La gente nos miraba un poco de reojo. Me encontré a una amiga que se vio obligada a
saludarme y yo justifiqué mi aspecto como pude.
Plantamos nuestro campamento en la morada suegril a la espera de redesinfectar la casa. ElPapá investigaba por Internet los mejores tratamientos.
A todo esto, hay que recordar que veníamos de 10 horas de viaje y 15 días fuera de casa, compartiendo casa con mis padres; al volver, ¡con los suegros! Era jueves por la noche.
LaBebé venía agotada del viaje. La bañamos en una palangana (por no tener bañera) en la mesa de la cocina.
Al día siguiente volví a comprar bombasmatatodoparapulgasresistentes que el Papá enchufó a mediodía. Se aireó la casa y ahí quedó esperándonos. Había que comprobar la prevalencia pulguil y limpiar antes de volver.
El sábado por la tarde (tuvimos comida y sobremesa familiar ineludible) fui a casa a hacer limpieza, orden y lavadoras matapulgas. Vi unas cuantas. Volví a mi fondo, pero con mi ropa.
Ideamos un plan: había que devolver a Núvol a casa, ya que él era nuestro mayor aliado antipulgas. Mientras estuviera él, no irían a los humanos y él al llevar pipeta puesta las haría estériles y además las mataba como deporte.
Lo llevé de noche y proseguí con la limpieza casera.

Ese domingo volvimos. Y hasta hoy."

Los animales tienen su desparasitación (interna y externa hecha) y nuestras amigas saltarinas no se dejan ver.


Pues sí, tras este calvario. Si alguien hace algo muy malo, yo le desearé pulgas.



LaBebédePucca bañándose en la cocina de mis suegros junto a una aceitera y un azucarero.






La foto conmemorativa que nos hicimos para recordar ese día.


2 comentarios:

  1. Otra opción: podemos desearles piojos. A la primadelaBebé la visitan periódicamente. De paso, me saludan a mí. Los varones de mi casa quedan exentos.

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